El cliente buscaba una marca minimalista, con un imagotipo cuyo isotipo incorporara colores vibrantes, evocando la energía de las fiestas y eventos.
La propuesta se inspiró en los tonos icónicos de las luces neón: rojo, azul y verde, presentes tanto en elementos visuales de espectáculos como en detalles característicos de la experiencia: pulseras de acceso, pintura fosforescente y decoraciones luminosas.
Dos conceptos clave se fusionaron para dar forma a la identidad:
El subconsciente digital, que asocia el uso del hashtag como símbolo de comunidad y universo de marca en redes sociales.
El pulso sonoro, representado mediante la abstracción de las barras de un ecualizador, evocando la fuerza sensorial de la música, el ritmo y la potencia del evento.
El resultado es un isotipo que, en su composición, genera la sensación de una bandera en movimiento, transmitiendo dinamismo, modernidad y conexión con el público.